Hay ciudades que invitan a volver y volver...
Para los que amamos el aire libre, ríos con agua cantarina, el sol intenso, montañas que sorprendan a cada paso y paisajes que cortan el aliento... eso está en San Rafael!
La segunda ciudad en importancia después de Mendoza capital, se ubica a menos de 300 km de ella, hacia el sur. Desde el Oeste de Buenos Aires se llega por la ruta 188 después de recorrer unos 1000 kilómetros, gran parte de ellos absolutamente desérticos.
San Rafael es una ciudad que también deslumbra con sus cultivos de frutales, no solo las fantásticas uvas sino ciruelas, membrillos, duraznos, todo abunda allí. Para uno que es amante de la fotografía cada recodo es una fiesta para enfocar y disparar.
Su tierra es arenosa, este lugar sería un desierto si no fuera por una impresionante red de canales, llamados acequias, que son como las venas de estos verdes paisajes. Con sus válvulas que abren y cierran el paso van distribuyendo estratégicamente en cada predio el agua que baja del deshielo de las montañas a muchos kilómetros de allí.
Es por eso que sus ríos son caudalosos y rápidos, van abriéndose paso entre las montañas desde hace miles de años. El más interesante es el río Atuel, de hermoso color verde esmeralda baja serpenteando el bellísimo Cañón del Atuel, que puede recorrerse en un hermoso paseo durante 50 kilómetros de ripio en perfecto estado.
San Rafael tiene entretenimiento y buenos momentos para todas las edades. Desde el famoso rafting que es bajar al río en un gomón, paseos en kayac, en catamarán, actividades de montaña o recorridas con degustación por sus bodegas, playas de arena, arboledas, lugares con piletas y descanso que cobran una pequeña entrada o basta con una pequeña consumisión.
Este verano pasamos unos días en estos hermosos lugares, con mis compañeritos de viaje no dejamos cosa por hacer, entre ellas una de mis pasiones que es subir montañas, elegir senderos poco transitados y trepar.
Hasta la próxima entrada.
Daniel Lopez
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